Dormir bien es crucial durante todo el año. Sin embargo, con el cambio de estación, es posible que tengas que ajustar tus hábitos de sueño para lograr un sueño reparador. La pregunta radica en qué cambios necesitas hacer para lograr una transición exitosa de tu rutina de sueño del verano al otoño y asegurarte de seguir disfrutando del sueño de calidad necesario al entrar en la siguiente estación.
1. Prioriza pasar tiempo al aire libre
La vitamina D, que el cuerpo libera al exponerse a la luz solar, desempeña un papel fundamental en la producción de melatonina, una hormona que ayuda a regular los ritmos circadianos del cuerpo y facilita un sueño reparador. Ahora que la luz solar se extiende hasta bien entrada la noche en verano, es fácil obtener la dosis diaria adecuada de vitamina D.
Sin embargo, durante el otoño, cuando el sol se pone más temprano, hay menos posibilidades de obtener suficiente exposición al sol. La disminución de la luz diurna puede provocar una reducción en la producción de melatonina. Por eso, deberías priorizar pasar tiempo al aire libre si quieres dormir lo mejor posible durante el cambio de estación entre verano y otoño.
Para obtener la vitamina D necesaria y mantener tu ritmo circadiano en orden, aprovecha la luz solar otoñal y prioriza las actividades al aire libre, como un paseo bajo el sol, una llamada al aire libre a la hora del almuerzo, etc.
2. Hacer ejercicio.
El verano es tan caluroso que puede ser bastante difícil motivarse para hacer ejercicio, pero puedes aprovechar el clima más fresco del otoño y retomar tu plan de ejercicios, lo que te permitirá dormir mejor. Por un lado, el ejercicio ayuda a aumentar el neurotransmisor adenosina, que induce el sueño y promueve la somnolencia. Por otro lado, el ejercicio regular reduce los síntomas de ansiedad y depresión, lo que beneficia la calidad del sueño.
El ejercicio, sin duda, promueve un mejor sueño, solo si se entrena en el momento adecuado. Recuerda no excitarte demasiado antes de acostarte, ya que puede dificultar conciliar el sueño. Para obtener los mayores beneficios para dormir, intenta entrenar al menos de tres a seis horas antes de irte a dormir.
3. Cambia tu ropa de cama .
Además de la temperatura, la ropa de cama puede influir en la calidad del sueño al afectar la temperatura corporal. Si sueles pasar calor al acostarte, prueba sábanas de fibras naturales como el algodón o el lino, ya que son más transpirables que las sintéticas y te ayudan a mantenerte fresco mientras duermes.
Por otro lado, si sueles tener frío, quizá quieras abrigarte bien por la noche. A medida que bajen las temperaturas, considera buscar una manta más mullida para abrigarte. Si aún así no es suficiente, la ropa de cama de seda, satén o poliéster puede retener más calor que el algodón, que es tradicionalmente ligero.
Tenga en cuenta que este blog no pretende sustituir el diagnóstico ni el tratamiento médico, sino únicamente con fines educativos. Consulte siempre a su médico antes de cambiar su dieta, modificar sus hábitos de sueño o comenzar una nueva rutina de ejercicios.
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